9 oct 2008


Saben qué? Tengo un problema muy grave con el abandono..pero si hay algo que me cuesta más que el abandono es el reemplazo. Palabra fuerte, si la hay. Ser abandonado es seguro. Cuando alguien me bandona me siento huérfana, perdida, sin tierra. Soy una pelotuda luchando contra los Israelistas. Soy yo, entre la neblina, buscando el camino de vuelta a ninguna parte. Ése es el abandono: una casa vacía y yo gritando el nombre de quién me abandonó. Abandono es un eco del nombre del que me dejo, incansablemente en mis dos oídos para siempre. En cambio, el reemplazo es aun peor. Es un bosque sin neblina, donde claramente veo que no sólo me han dejado a un lado, sino que lo hicieron por un propósito o por una persona. Que me abandonen y se retiren con las manos vacías, bien, podría entenderlo después de algunos años de terapia, pero que me abandonen para irse con otra persona, eso no. No podría entenderlo, no pude entenderlo y no lo entiendo, ni quiero. No. El reemplazo es sinónimo de sofocación, de que me puedo morir inmersa en convulsiones sin remedio alguno. No me reemplaces, no..jamás.Y como si se lo hubiera pedido a él, lo hizo. No se estaba yendo a vivir a Monte Grande porque queria estar cerca de su familia. Se había ido a vivir con una mujer: ¿Cómo puedo luchar yo contra una mujer que le recuerda alguien a quién amó? Siento darme por vencida antes de la pelea, pero prefiero que mi cadáver luzca bien; no necesito morirme destrozada y enterrada en una fosa comunitaria porque mis viejos no pudieron reconocer mi cuerpo. No. Y aun así, con la pena y el abandono mordiéndome los tobillos y las muñecas, con el reemplazo tirándome de los pelos, decidí callarme y dejar pensar a mis amigas que todo estaba bien, que no necesitaba de él para nada, que podía superarlo muy bien..(mentira)

No hay comentarios: