30 oct 2008


El tema conmigo siempre fue que puedo tener ideas diametralmente opuestas y aun así estar en equilibrio conmigo misma. Puedo pensar que tal cosa es una degeneración y al mismo tiempo darle una vuelta de tuerca y madurar que quizá no es tan mala. Tener sentimientos opuestos respecto de personas, actividades y opiniones. Me cuesta mucho definirme. Supongo que a todos nos cuesta. Siento una razonable envidia por aquellos que tienen las cosas tan claras... Aunque eso mismo me provoca también un poco de rechazo y me suena aburrido. Conmigo siempre hay sopresas. Me descubro diciendo que me gustan cosas que jamás probé o que nunca se me hubiera ocurrido probar. Me encuentro haciendo cosas que nunca se me hubieran cruzado por la cabeza. Me miento, me engaño y creo en mis personajes. Nunca me diagnosticaron desorden de personalidad, aunque creo que ése fue un regalo de Navidad de los médicos que me atendieron por cualquier pelotudes. Si no tengo desórdenes de personalidad, entonces abran las puertas del Bora y dejen a todos mis pares ser felices.

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